sábado, 25 de mayo de 2013

Llego a ti, mi Señor, con una ofrenda
de piel desnuda que febril palpita,
y alma de esclava que al castigo invita
por cada hierro, al que prometo enmienda.
No emitiré razón que me defienda,
ni palabra que no se me permita,
mi voluntad en ti se inhabilita,
y acepta el método de fusta o rienda.
Ya no soy lo que soy, soy lo que quieres,
propiedad sin derechos, con deberes,
tu meretriz, la flor de tu solaz.
En sumisión seré, de cualquier modo,
contigo y para ti, capaz de todo
pero sin ti totalmente incapaz.
Sumisa no es la que sufre más sino la que más lo desea.

de Alvarez Hidalgo.

luzdivina

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